Yo no lloro

Yo no lloro.. Y es irónico, porque lo primero que hice en mi vida, después de respirar, fue llorar. Y todavía respiro, pero ya no lloro.
No lloro porque no quiero, no lloro porque ya lloré demasiado, no lloro porque creo que acabé mi stock de lágrimas para una vida.
No lloro, sencillamente, porque no tengo ganas.. porque no se me canta; y si me pongo graciosa podría decir también que no se me baila, no me pinta, no me nada.
Yo no lloro. Y sigue siendo irónico porque desde que me acuerdo, lloro, o lloré. Porque mi recuerdo de los 2 años, es llorando.. el de los 6, el de los 8.. es irónico porque un tío me llegó a apodar Andrea Celeste, de tanto que lloraba.. y me acuerdo de 3 meses de llorar sin parar cada vez que me iba a dormir, a los 6 años.. y me acuerdo de otros 3 meses de llorar sin parar desde que me despertaba hasta que me iba a dormir, a los 20 años.. Y también me acuerdo de cada una de las veces que lloré por un hombre.. por tantos hombres, y también me acuerdo de las veces que lloré por amigas, también por tantas.. me acuerdo de todas las traiciones por las que lloré, todos los desamores, todos los dolores.. y sencillamente, no quiero llorar más. Y no lloro.
Y es irónico, porque no llorar no sólo implica no llorar. No llorar es anestesiarse, y la anestesia no es local. No llorar es amputar la capacidad de emocionarse.. y el amor también es una emoción, y la alegría, y el placer.. Y la puerta no se cierra selectivamente. La anestesia es total.. y el bisturí no se sabe donde va a terminar de cortar.
Pero yo no lloro.. ni siquiera he llorado esta amputación.. ni la muerte de mis abuelos.. ni el nacimiento de mis sobrinos.. ni mis títulos.. ni mis logros.. Ni alegrías, ni tristezas.. de un tiempo a esta parte.
Yo ya no lloro.
Y cómo todo en mi vida, que yo ya no llore tiene cierta lógica. Más que cierta, tiene mucha. Yo ya no lloro porque conozco mi propia capacidad de llorar. Ya no lloro porque temo que las compuertas se rompan al intentar abrirlas, y no las pueda cerrar nunca más. Ya no lloro porque se que no hay cupo en una vida, para las lágrimas.. y si empiezo de nuevo, tengo miedo que las lagrimas sean como el hambre, que crece a medida que te alimentás. Ya no lloro porque lloré tanto que alguna vez pensé que no llorar era la única forma de alcanzar la felicidad. Ya no lloro porque en algún momento, decidí declararme incapacitada para llorar, incompetente para la tristeza.
Por eso, ya no lloro, y sigo sin llorar.
Y es cada vez más irónico, porque llegado este momento, ya no me cabe un resquicio de duda sobre la principal solución a todos mis problemas.. y esa, indiscutiblemente, es llorar.

Porque ya no lloro, voy a llorar..