De la melancolía

A la hora de escribir poesía, la melancolía es mi mejor herramienta y mi mejor amiga. Puedo empaparme en ella, revolcarme en mis antiguos dolores, volver a abrir todas las heridas y sangrar letras e ideas. Pero una vez que termino, me levanto del barro, me pego una ducha bien caliente, le abro la quijada, y me la arranco de los talones, para que ya no me muerda.


Hace un tiempo entendí que la melancolía, además de una herramienta, podía ser una forma de vida.. y lo cierto es que no está tan mal. Tiene sendas retribuciones emocionales, sociales y psicológicas.

Transitar la vida en la melancolía es una elección, es aferrarnos al pasado creyendo que el presente es invivible, y que el futuro no puede traer nada mejor. Vivir en la melancolía es, para el amor romántico, el súmmum de la entrega en las relaciones.

Nada categoriza más el amor perdido que vivir añorándolo.. porque "eso era amor de verdad".. "porque el amor verdadero era el que yo tenía con vos".. "porque nunca voy a volver a amar de esa manera".. "porque yo lo único que quiero en la vida, es a vos".. "porque vos sos mi vida".


Alguna vez nos enseñaron que de ésto se trataba el amor, y nos hicieron adictos a la meláncolía. Y guay que hicieras un duelo "demasiado corto" o "demasiado rápido", porque eso significaba que el amor pasado entonces no había tenido tanta importancia. A pesar de que la cultura está plagada con dichos que contradicen la idea de la melancolía, como.. "un clavo saca otro clavo" o "a rey muerto, rey puesto". Pero de contradicciones estamos hechos, no?

Por eso se nos hace tan complicado desaprender algunas cosas.. porque es necesario reivindicar el egoísmo como una forma de autoestima, porque debemos reprogramarnos para nunca más buscar medio quinoto, porque debemos entender que nadie vale nuestra vida..

Porque el amor se trata de otra cosa.. y no es compatible con la melancolía.